Hace tiempo escuché que existía un síndrome denominado de Peter Pan o de Inmadurez Emocional; según este síndrome, los adultos son incapaces de crecer y su actitud sigue siendo la de alocados niños y adolescentes… Pues bien… ¡yo quiero ser Peter Pan!, ¡quiero volver a la escuela!...
Hoy en día vemos cómo las antigua enseñanzas se renuevan, los maestros se reciclan; ya no se lleva eso de que el maestro se suba a la tarima de madera y dé su clase magistral, ya no te llaman “burro” (con todos mis respetos a este adorable animalito…) cuando no te sabes algo, o cuando haces una pregunta que en un principio pudiera parecer obvia, las clases ya no son aburridas… ¡qué va!, los niños van al “cole” a divertirse… Ahora tenemos una cosa que se llama pizarra digital,… ¡y la podemos manejar con nuestras manos! Ahora, nosotros los niños, somos los dueños de nuestro aprendizaje, al fin somos los “protas” de esta peli en la que tenemos que rodar todos los días. Nuestro plató ha cambiado un montón… antes, nuestras mesas eran de madera, ¡de esas de las que se desprenden astillas y te las clavas!, y duele… ahora, tenemos mesas y sillas mucho más cómodas… tiempo atrás, cargábamos con un montón de libros en las “mochis” y nos hacíamos daño en la espalda, ahora… en muchos casos, no necesitamos ni “mochi” porque con tantas cosas nuevas que podemos tener en clase, los libros se quedan muy antiguos…
He leído que antes, investigar estaba prohibido: ¡y por ello te llevaban a la hoguera!, ahora, la innovación, la creatividad y la imaginación, son las herramientas que me piden para ser un buen estudiante… ¡que guay!, ¡si de eso me sobra!
Me han contado que antes, un niño no podía utilizar el ordenador ni buscar cosas en internet… eso era para mayores y entonces quería crecer muy rápido, ¡porque esas cosas me parecían interesantes! Ahora ya no quiero crecer… el ordenador es una herramienta que hasta utilizamos en el “cole” y… ¡esto es lo mejor!, los “profes” ¡¡¡nos piden que nos hagamos “blogs”!!! Al principio… nos costaba mucho y no sabíamos muy bien qué hacer, pero ahora, que hasta papá y mamá me animan a seguir con mis entradas mediante sus comentarios, no me importa aprender… ¡y es que aprender es “diver”! ya no tenemos que escuchar al profe decir que nos callemos, ¡no hace falta!, jugar con esas pizarras tan chulas que parecen “teles” enormes y con las que hacemos actividades tan interesantes no nos deja tiempo ni para hablar… si antes no queríamos salir a la pizarra por miedo a no tener hechos los deberes… ¡casi que ahora nos peleamos por ser el primero en resolver ese ejercicio que parecía tan difícil! Porque si un “compi” se queda atascado y no sabe continuar, los demás le podemos ayudar… he oído decir a uno de mis profes, que esto se llama aprendizaje significativo y cooperativo o algo así… ¡claro!, ¡¡Significativo porque ahora es cuando aprendemos cosas que a mí me importan!!Y cooperativo… ¡¡¡porque nos podemos ayudar sin que nos digan eso de: niño, cállate!!!
Ahora sí… ¡estas clases me molan!, prometo no volver a decir eso de: mamá… el cole me aburre y no quiero ir…
Parece mentira pero… ¡lo podemos conseguir! Podemos hacer que los niños quieran aprender y enseñarnos a cómo hacer que aprendan… podemos conseguir que cada día vayan al “cole” con esa ilusión renovada, y que cada tarde de regreso a casa puedan decir: ¡hoy sí que he aprendido!, y enfocar la educación desde un punto de vista en el que todos nos veamos implicados y todos vayamos a una… ¡como Fuenteovejuna! (jeje…).
Padres, tutores, profesores y los mismos niños son los que cada día debemos participar en aquello que llamamos educación. Exigimos a nuestros niños montones de deberes y responsabilidades para los que ¡¡ni están preparados para llevar a cabo!! Y no nos damos cuenta de que nuestras técnicas, métodos y creencias se quedaron atrás, que los tiempos corren… ¡el reloj no para!, y nuestra mentalidad se quedó a reposar, y ahí está… a la sombrita bajo un frondoso árbol, en un lejano prado de algún bonito lugar… Pedimos a los niños iniciativa, ganas de trabajar, y las nuestras… ¿dónde están?
Nadie dijo que ser maestro (buen maestro…) fuera fácil: programaciones, ajustes, innovaciones, búsqueda de nuevas prácticas… ¡mantenerse al día con las nuevas tecnologías!, pero ya que estamos aquí, no nos queda otra… cojamos fuerza, impliquémonos, y aprendamos a divertirnos con los niños en este gran paseo que llamamos educación.
P.D. Me vais a permitir… que esta entrada vaya dedicada… ¡sin decir nombres!, no hace falta, porque esa persona ya sabe quién es… ¡Gracias! Por animarme a seguir, y darme cuenta de que abandonar, es algo que no se puede contemplar en mis planes…
Oye... ¿¿Siendo Simba se pueden hacer también esas cosas?? Jajajaja.
ResponderEliminarMe ha gustado... ¡¡Sí!! ;)
P.D. Seguramente se sienta muy halagada y orgullosa la persona (sin decir nombres) de la dedicatoria; yo creo que es un buen consejo... :p
Mmmmm... dejame pensar... ¡¡sí!!, en esta nueva escuela Simba también puede hacer estas cosas! ;)
ResponderEliminarTe doy la razón... es un buen consejero!! :P
¡Pero qué monísimos sois, por dios! :)
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