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miércoles, 18 de enero de 2012

Elección difícil... ¡me quedo con este!

    Durante mucho tiempo (diría que desde hace tres años, cuando empecé todo este lío de magisterio…), ya empezaba a escuchar cosas sobre los libros de texto: que si no valen, que si es excesiva información para los niños, que si los “profes” se empeñan en acabarlos y no tienen en cuenta más que finalizar temario… pero, ¿qué pienso yo? Después de haber tanteado el terreno, y haber trabajado de manera muy cercana con niños cuya herramienta de trabajo es el libro, y niños que no usan el libro de texto como tal, puedo decir que en el término medio se encuentra la virtud: guiarnos únicamente por un libro coarta la imaginación de los niños, no les damos las alas necesarias para volar y que puedan investigar por su cuenta; nos fijamos más en terminar el contenido de dicho libro que en saber cómo asimilan el proceso de aprendizaje los propios niños, pero… no trabajar con libro impide que manejemos la información escrita en papel, y con este resultado estaremos llevando a cabo otra negación de aprendizaje a nuestros alumnos, así pues, mi escuela ideal, es aquella en la que usamos los libros de texto para apoyarnos en nuestra tarea de investigación, aquella en la que dichos libros pueden servirnos como una guía sobre la que basar nuestra experimentación y estudio de muchas y diferentes cosas.

    Así pues, ya que al menos deberemos tener uno de estos libros en nuestra clase, ¿sabemos elegir uno que sea bueno de verdad?:

     Los maestros suelen recibir cantidad de muestras que las propias editoriales se encargan de facilitarles, libro a cada cual más bonito, pero… ¿le acompaña el contenido? El verdadero interés de muchas editoriales, considero que reside en el beneficio económico y no en lo que nuestros niños puedan necesitar… ¡ardua tarea la del maestro! Muchos contenidos que analizar, revisar, sopesar y elegir… Por las prisas que requiere la elección, por el poco tiempo del que disponemos, o quizás… por estar aburridos de tener que hacer lo mismo año tras año, muchos docentes proceden de alguna de las siguientes maneras:

·         ¡Vaya! Este año la editorial X” se ha superado… ¡portada en relieve!... ¡Me lo quedo! (Error… la apariencia no es lo único que cuenta…)
·         Un libro más… vayamos directos al índice y veamos: reyes godos, leyes obsoletas y listas memorísticas interminables… ¡perfecto! Estos temas me encantan… (Error… no te tienen que gustar a ti los temas, sino que tienen que encontrarse acordes con la edad e intereses así como momento evolutivo de tus alumnos… los que van a estudiar son ellos, ¡tú ya lo hiciste!)
·         Pedazo de texto informativo que esta editorial me adjunta sobre cada uno de los animales invertebrados, ... ¡mejor!, así los niños tienen tanta información que no me preguntan… (Error… mejor es que los textos vengan divididos en partes, de esta forma a los niños les resultará más fácil de estructurar y no se asustarán ante semejante testamento…)

    Con este tipo de elección, no estamos teniendo en cuenta cuatro características básicas que todo libro debiera tener:

·         Deberá ser un medio de comunicación: verbal y gráfico; está muy bien que tenga divertidos dibujos, que por otra parte deberán complementarse con fotografías reales, pero el contenido deberá acompañar.
·         Será un elemento dentro del proceso enseñanza-aprendizaje.
·         El libro es nuestra guía para que podamos servir como guías de nuestros propios alumnos, así que tendrá que ser nuestro mediador entre lo que el currículo y el área que enseñemos nos dicte.
·         Es un objeto material, y como tal, el diseño también es importante.

    Pero… dichas de esta forma, estas cuatro razones quedan un poco cojas, ¿las explicamos más detalladamente?:

    Si hablamos de que un libro es un medio de comunicación, deberemos plantearnos diversas cuestiones:

-          ¿Las figuras y dibujos que nuestro libro tiene, contribuyen a enseñar a nuestros alumnos aquello que desconocen? Y estas figuras… ¿realmente se relacionan con la asignatura que vamos a estudiar?
-          Y estas imágenes… ¿contribuyen a aumentar la motivación de nuestros alumnos? ¿les invitan a aprender? O por el contrario… ¿les causaran tanto cansancio que lo dejarán?
-          El uso del color… ¿es el adecuado?
-          Las diferentes páginas, ¿tienen suficiente información? O la información… ¿es excesiva?
-          Y lo más importante (para mí…), ¿el lenguaje y las imágenes contribuyen a que el alumno pueda llevar a cabo un aprendizaje de manera autónoma?

    Nos referimos a que el libro es un proceso de enseñanza-aprendizaje ya que el mismo libro propicia la participación activa del alumno, organiza la secuencia de aprendizaje, contiene una autoevaluación que los niños podrán utilizar para comprobar cómo “va eso de evaluarse”… así, cabe que nos preguntemos:

-          ¿El libro propicia las actividades grupales dentro y fuera del aula?
-          Los elementos en que cada unidad se dividen, ¿motivan a los alumnos a aprender, y lo que es más difícil… a permanecer atento mientras estudian?
-          Las diferentes actividades, ¿intentan que los niños hagan su propio análisis, y apliquen los conceptos aprendidos?
-          ¿El texto da la oportunidad a los niños de poder autoevaluarse?
-          Y lo que el libro enseña… ¿se presenta como la verdad absoluta o invita a investigar sobre el tema?
-          La forma en la que el texto estructura la información, ¿facilita que los alumnos participen en su propio proceso de construcción de conocimiento?

    El libro como nuestra guía… ¿nos acerca a poder desarrollar lo que del área de conocimiento debemos tratar?, cabe preguntarnos si…

-          La cantidad de contenido, ¿es acertada para el momento evolutivo en el que nuestros alumnos se encuentran?
-          La información que damos a conocer a través del libro, ¿es objetiva?, ¿y precisa?, ¿es válida?
-          Los datos que manejamos, ¿están actualizados, o quedaron anclados en la era de la piedra?
-          El libro… ¿incluye una bibliografía a la que poder recurrir en caso de querer investigar algo más?
-          La información debería estar ordenada y graduada de manera coherente, ¿es así?



    El libro como objeto material en sí, también merecer ser objeto de estudio:

-          El peso, el tamaño, la encuadernación… ¿deja que el niño pueda manejar fácilmente el libro?, ¿resistirá con el uso?
-          La impresión, ¿es clara?, ¿se ve bien?
-          El número de páginas… ¿es excesivo para la edad del niño?, veamos que si de primeras, ofrecemos a un niño un libro excesivamente grande, se desanimará.
-          ¿La letra es grande?, ¿es pequeña?, ¿hay espacio entre las líneas?, ¿los párrafos son excesivamente grandes?
-          Y una pregunta importante para las familias: ¿es justificable el precio del libro?

    Quizás estas no sean todas las preguntas que nos podamos plantear (¡seguro que hay muchas más!), pero son algunas que nos pueden ayudar a correlacionar el uso de un libro de texto con el éxito escolar (en cierta medida, pues tal éxito, no solo depende de unas hojas impresas y encuadernadas…)



1 comentario:

  1. Completamente de acuerdo si elegimos un buen libro texto (espero que encuentres alguno)y lo usamos como guía y como fuente de consulta principal.

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